miércoles, 24 de diciembre de 2008

La chica con el lunar de la mano

Una noche cualquiera te encontrás contemplándola.

Analizás sus comportamientos y actitudes: son iguales a las tuyas; entonces sonreís.
Recordás sus sabores favoritos: iguales a los tuyos; sentís alegría.
Descubrís sus colores favoritos, paradójicamente iguales a los tuyos; felizmente te sorprendés.

Tantas coincidencias te hacen pensar que para vos podría ser fácil enamorarte de ella.
- “...Tal vez esas casualidades se deben a que es mi media naranja y no existe otra explicación...” - pensás.

En ese momento recordás la frase que escuchaste aquella noche cuando definían tu vida: “ La mujer que tenga en la mano un lunar como el tuyo es tu alma gemela”.

Inmediatamente la mirás y te encontrás con el lunar de su mano izquierda.
Que no es uno como el tuyo, no es una diferencia en la pigmentación de su piel.


El lunar de su mano es un hombre.



Seguís sumido en tus reflexiones y te das cuenta de que él siempre ha estado ahí, siendo un lunar sobre su mano, una mancha que el cuerpo tal vez no quiere del todo pero con la que se acostumbró a convivir.
Un lunar que te impide soñar; la razón por la que siempre has sabido que de ella no te podés enamorar.



Es por eso que ahora lo único que deseás con todas tus fuerzas es que algún día ese hombre la deje y que antes de partir él sufra de un ataque de ira tan grande que haga que le estripe una cucaracha en su mano izquierda.

Así como una vez dijiste que lo habían hecho con vos.

1 comentario:

JuanSe... dijo...

mmm... empecemos... me gustó mucho... está muy buena... eso me hace acordar a algo parecido que siempre me dijeron "cuando usted encuentre alguien con la mano de tu tamaño ahi encontrarás a quien te ama"... pero ps... es imposible... no tiene nada que ver... la tuya es muy tesa... porque como algo que pasa en muchos de tus escritos... hay abandono de por medio... o al menos asi siempre lo huelo yo... igual, no me gusta eso de las almas gemelas, de que el amor está en lo parecidos que son... realmente he visto mucha gente que nada que ver y estan juntos, como me pasa a mi, yo nunca he pensado en "en qué me parezco a tal" no, es "en qué la puedo complementar"... porque alguna vez le oí decir a mi sabio abuelo "el amor es de complementos y no de parecidos, porque si son parecidos no se toleran"... no se... un abrazo... te quiero mucho... y wow... seguis filosofando... cada que leo algo tuyo me quedo pensando bastante... juemadre estoy escribiendo un libro ya en este comentario... pero vos sabes...