jueves, 29 de enero de 2009

"Un mundo dando vueltas y dos personas queriéndose encontrar"

Ellos se buscaban, pero nunca lo hacían de frente. Simplemente iban a ese sitio que sabían que el otro frecuentaba, donde solían estar casi seguros de que el otro estaría. Y siempre siempre daba la casualidad, la nefasta casualidad, de no encontrarse. De que justo ese día, el día en que él sentía que la extrañaba tanto y se decidía a ir a verla, justo ese día ella no iba a aquel lugar, justo ese día ella había preferido quedarse descansando en su casa y no alimentar a los peces del lago del parque.

Lo mismo sucedía con ella, había veces en que pensaba que si iba a ese lugar lo encontraría, y que en medio del encuentro casual se desataría una causalidad que los uniría por fin. Pero no, cuando ella iba con la intención de hablarle, él tenía otros asuntos que atender, justo ese día, él no podía salir a trotar en medio de aquellos árboles que purificaban su aire.


También había ocasiones en las que cada uno visitaba el parque simplemente porque si, porque disfrutaban lo que hacían, ella alimentando a los peces y viéndolos reunirse para comer de lo que les daba y él trotando, sudando, botando las toxinas de su cuerpo y reemplazándolas por el aire fresco de los grandes árboles. En esos días ellos se veían pero parecía no importar la presencia del otro, sí se alegraban al verse, y sí se saludaban con una gran sonrisa en su cara, pero de ahí no pasaba. Pensaban que cada uno estaba en lo suyo y que no valía la pena interrumpir el placer del otro por una bobada como hablarse, abrasarse o tal vez hasta besarse. En esos días parecía que esas vanalidades no fueran tan importantes, igual se veían tan concentrados y tan metidos en sus asuntos que seguro les molestaría una interrupción.

Así pasaban muchos días, jugando a ignorar los deseos que tenían de estar juntos, y entre más días pasaran más crecía el desespero por encontrarse de nuevo y más grande era el arrepentimiento por no haberlo hecho la vez que se vieron. Más grande era el número de desencuentros que se generaban.

Y aunque nunca se decían nada ellos sabían que se buscaban, ella se daba cuenta de que la noche en la que no fue al parque él había ido para verla, pues las huellas de sus tenis no se encontraban solamente en los alrededores del lago, las marcas de sus pisadas iban hasta la banca en la que ella se sentaba, y eso equivalía a una simple pregunta “¿Y Lina? Yo creí que iba a estar aquí..”

Cada vez que Lina encontraba ese rastro recordaba que por un instante de la noche anterior había pensado en que esa sería la noche en que Álvaro la buscaría, y que ese presentimiento la había hecho reconsiderar la idea de quedarse en su casa, pero igual lo había hecho. ¿Por qué? No lo sabía. Siempre sucedía lo mismo, tal vez prefería, al ver sus huellas, tener la certeza de que él la pretendía para no creer que era una ilusión producto de su imaginación o reflejo de sus propios sentimientos.


Para Álvaro era más difícil, pues Lina nunca dejaba una señal de que había ido al parque no solo por los peces sino también por él. Sin embargo él sabía que ella lo esperaba. ¿Cómo? Quizás por sus miradas, por la postura y actitudes que tenía cuando lo veía. Y a veces le sucedía lo mismo que a Lina, ciertas noches sabía con certeza de que ella iría pero justo esas noches, por más que quisiera el no se aparecía por el parque.


Estaban acostumbrados a vivir así, amándose en silencio, mirándose a lo lejos, buscándose sin coincidir en los momentos y no encontrándose cuando podían hacerlo.


Todo eso cambió una noche en la que ambos se decidieron a cambiar de actitud. Cada uno por su lado se prometió acabar con ese juego fuera como fuera. Que si se encontraban con el otro le hablaría por fin de lo que pasaba y si no lo hacía no volvería a buscarlo, inventaría otro pasatiempo para evitar verlo alguna otra vez.

Esa noche Lina y Álvaro emprendieron un recorrido hacia el parque pero ninguno de los dos llegó al tan frecuentado lugar, pues se encontraron en la mitad del camino, y con sólo mirarse supieron que ambos llevaban la misma intención, así que determinaron, con una sonrisa, irse para otro lugar, en el que entre besos y abrazos hablaron de sus sentimientos.


Ahora ellos van juntos al parque, ya no se buscan porque nunca se alejan y no esperan ni un momento para decirse lo que tengan en la cabeza o en el corazón.

martes, 13 de enero de 2009

Ensoñación

Ella nunca creyó en los mágicos cuentos de amor, ni en los finales de telenovela, ni en el “y vivieron felices comiendo perdices”.

Sin embargo, muy constantemente se permite soñar, fantasea con todo tipo de cosas, pero últimamente todos sus sueños se relacionan con ese hombre a cuyo lado quisiera estar, con ese hombre al que tanto quiere y que sabe que la quiere pero al que nunca le dirá nada.




Como quisiera decirte que quiero que estés conmigo como en un final de cuento,

como quisiera decirte, decirte cuanto te quiero




Una noche, tal vez despierta, tal vez mientras dormía, se le ocurrió que él se presentaba como el caballero andante que era. Que aparecía totalmente despojado de su armadura para declararle todo su amor.

-Después de tantas batallas ganadas –le dijo -he comprendido que debía llegar a este lugar para estar contigo. Toda mi vida la he pasado en andanzas sintiéndome glorioso y triunfador; eso ha hecho que todas las mujeres me deseen, desde la más bella de las princesas hasta la más vulgar de las plebeyas, y con muchas de ella he estado, no te lo voy a negar..

-..Pero no has sentido verdadero amor por ninguna –interrumpió ella.

-No lo sé, no creo. –contestó él. Y trató de reanudar su parlamento donde lo había dejado. –Sólo sé que quiero estar junto a ti, hace mucho tiempo quiero estarlo pero no había podido dejar mi armadura y venir a decírtelo.

En ese momento se fundieron, sin darse cuenta, en un tierno beso que había sido precedido por una infantil cogida de manos y terminó en un abrazo espontáneo.

Él le preguntó porqué la estaba besando.
Ahora le tocaba hablar a ella.

-Tú debes saber que todo este tiempo yo he estado cerca de ti, he estado observando cada uno de tus movimientos y analizando tus actitudes, y siento que puedo conocerte como nadie más podría hacerlo, que soy capaz de entenderte y valorar todo lo que haces.

Miró al horizonte, inclinó un poco la cabeza y volvió a levantarla para mirarlo, para perderse en sus ojos expectantes y en su boca sonriente.

-Creo que eso significa que te quiero. –Dijo. Y dejó que sus dientes se asomarán por encima de su sonrisa antes de proseguir. -La verdad es que había esperado este momento, pero pensaba que no llegaría porque me parecía difícil que dejaras tu mundo de lujos y excesos; además, porque todo esto implica enfrentar a tantas personas que saldrán a comentar el hecho de que estemos juntos.

-Por la gente no te preocupes –respondió él -dentro de lo posible explicaremos que no eres una más como las otras mujeres con la que he estado, les diremos que esto es sincero y que lo fuimos construyendo de a poco..aunque tal vez omitiremos cómo. De cualquier manera, no importa lo que ellos piensen o digan, lo importante es que nos queremos, y estoy seguro de que las personas cercanas a nosotros lo entenderán y se alegrarán de que nos hayamos unido... creo que algunos de ellos también han estado esperando este momento.


Fue ahí cuando ella reaccionó y cayó en cuenta de que muy poco de eso tenía sentido, de que no valía la pena, al fin y al cabo, él no es un príncipe azul ni ella una bella princesa que necesita ser salvada.

domingo, 4 de enero de 2009

CONFUSIÓN

(...Lo que pasó después de que el hombre dejara a La chica con el lunar de la mano...)


Existía un chico
que a una mujer
quería
y sabía que
ella a él tambien.

Sin embargo
nunca pudieron hablar
porque ella
su novio debía cuidar.

Ahora le dijeron
que ella está sin él
y ese pobre chico
no sabe qué hacer.

Sueña con lo mismo,
estar a su lado.
Pero no se atreve
a decirle algo.

Pues la ve sufriendo
y piensa que no,
que ella no está lista para otra ilusión.

Pero al mismo tiempo
le da por pensar
que tiene la cura para ese mal.

Que él puede entenderla
como otros no
y tal vez
mostrarle lo que es el amor.