sábado, 16 de julio de 2011

Inferencias

Es sordomudo, nació así por una complicación que tuvo su madre durante el embarazo; pues como investigadora estuvo expuesta a ciertos expermientos con sustancias químicas. Sin embargo, ella junto con su padre, intelectual y académico, le inculcaron desde pequeño el amor por las ciencias, enseñándole a leer y escribir.

Ahora es todo un hombre, asesor de empresas a través de internet. Tiene su propia oficina y día a día conduce su automóvil para llegar allá. En ese recorrido suele detenerse frente a un semáforo en el que una jóven ofrece golosinas que vende para su sustento económico.

Cuando coincide con ella, él recibe su producto y le entrega a cambio las monedas equivalentes a su valor, siempre acompañándolas de una sonrisa que recibe como respuesta una mirada profunda y tierna.

Cierto día las monedas fueron complementadas por un pequeño papel
"Quisera conocerte pero no soy capaz de hablarte...

Soy sordomudo."

Ella, que unicamente conocía la vida en las calles nunca tuvo acceso a la escuela y nadie le enseñó a leer o escribir, al ver el papel lo abrió con curiosidad y como no podía entederlo lo metió en su bolsillo con conformidad; en el siguiente encuentro le explicaría su situación y le preguntaría por el escrito.

Llegado el momento le dijo:
"No sé leer, qué me escribiste??"
Y al obtener como respuesta nada más que constantes gestos de negación interpretó la nota como un texto cortante frente a la indirecta coquetería anteriormente compartida.


Él quedó preguntándose por lo que había salido de sus labios, ansiaba volver a detenerse frente a ese semáforo en rojo, y cuando por fin ocurrió notó que ella pasó a otro carro sin mirarlo ni sonrerirle, sin siquiera ofrecerle los dulces.

Asumió que sus palabras fueron un rechazo a la propuesta que le había dejado.