domingo, 13 de febrero de 2011

África, África

"Que Dios, ¡Oh Dios!, se acuerde de su tierra."

Existe en el referenciado continente un país poco conocido llamado Guinea Ecuatorial, el cual estaría muy fuera de mis alcances de no haber sido porque meses atrás alguien que conozco resultó trabando allí; donde una larga dictadura ha llevado los cauces del gobierno en perjuicio de la sociedad, restrigiendo gran parte de la eduación, expresión y acceso a servicios públicos de sus habitantes.

En ese lugar, como en muchos otros existe un anhelo de libertad..necesitan darle un vuelco a la historia; el último sucedió en Egipto después de una particular y bien llevada revolución que no podrá ser emulada por los guineanos dadas las condiciones de vida y comunicación que los envuelve. Sin embargo, existe un hombre con una iniciativa para llevar al cabo el proceso en su país.

Es un hombre que escribe ensayos, cuentos, poemas, uno de los tales dice:

El mundo ya no tiene

cementerios para suicidas

y fabrica bombas incendiarias

para niños de Colombia,

pues Egipto no abre

sus templos para los curiosos.

Mi poesía se escapa,

dicen los sabios, “y no cuenta

la historia de tu tierra maltratada”.

Guinea no tiene manos

para asirse a la pobreza

de los famosos, Leona,

Haití y Tercer Mundo,

y escucha desde fuera

las voces de dentro.

La libertad no tiene

precio en botes de petróleo

cuando lo negro es oro

para el racismo milenario.


Él se llama Juan Tomás Ávila Laurel y ahora escribió una carta, que fue la que finalmente me llevó a compartir todo esto. Dice así:

Estimados amigos:
Desde el día de hoy y hasta que Dios disponga o las cosas se aclaren me declaro en huelga de hambre por la situación de Guinea Ecuatorial.
Adjunto va una carta que pido que den publicidad y que lo hagan llegar a su dueño.
Siento darles una mala noticia, pero no puedo más.
Muchas gracias por comprenderlo
Juan Tomás.

"CARTA A JOSÉ BONO MARTÍNEZ, PRESIDENTE DEL PARLAMENTO ESPAÑOL

EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON JOSÉ BONO MARTÍNEZ:

Ya que cree tanto en la solvencia moral del presidente Obiang, quien lleva en el poder desde el año 1979, le pedimos de todo corazón que hagas las gestiones y presiones para constituir en Guinea un gobierno de transición en el que no deben formar parte ninguno de los que han ostentado cargos en estos 32 años.

Esta, como creerá, no es una exigencia política, sino social y moral. Ya no podemos seguir viviendo bajo una dictadura que nos come el alma.

Señor Bono, lo único que deseamos es que consiga que Obiang, su hijo Teodorín, la primera dama Constancia, los hermanos y primos generales y coroneles que sostienen este incalificable poder consigan un asilo en un país seguro. Creemos que con la tercera parte del dinero guardado en el extranjero por uno solo de ellos dará para que vivan hasta el resto de sus días. El resto del dinero tendrá que ser devuelto al país. Pida a los gobiernos de los países implicados en esta masiva evasión de dinero que colaboren y tengan fe en nuestras peticiones, tanto en la asignación de un mínimo para que vivan como en la restitución del resto al país.

No exigimos que sean juzgados, porque hasta ahora no es una exigencia planteada por ninguna organización. Cómo podían plantearlo si los legitimáis con vuestros gestos. Entonces no tendría sentido plantearlo después, porque sería una hipocresía mayor.

Con el dinero recuperado, señor Bono, se construirán escuelas y se formarán maestros y profesores y sacaremos del ejército guineano a estos miles de jóvenes secuestrados por la miseria y les daremos educación y formación. Y daremos educación a los niños guineanos, faltos de atención en un país rico como éste.

Con este dinero y con lo que queda, instituiremos la justicia y lucharemos contra la impunidad. Formaremos a jueces y robusteceremos nuestro sistema judicial.

Con este dinero, señor Bono, cultivaremos nuestras tierras, aseguraremos nuestras despensas y lucharemos contra la degradación ambiental. En definitiva, nos procuraremos lo indispensable para una vida mínimamente digna.

Con un plan de un gobierno más humano, haremos que la vida en Guinea sea digna, porque creemos que hay recursos para ello.

Este no es un plan de Gobierno, señor Bono, pero si se les deja hacer a los que más saben y quieren, lo que se diga de Guinea será de mutuo beneficio para España y para todos los guineanos que viven aquí y en muchas regiones y provincias españolas esperando un milagro que no se dará si no hacemos, hace usted, lo que debe, aprovechando tu visita.

No es justo dejar mi vida en sus manos, señor Bono, pero tengo que reconocer que lo que pase de ella tendrá usted mucho que contar".

Malabo, 11 de febrero 2011

Juan Tomás Ávila Laurel


No queda mucho que decir, simplemente el deseo de aportar un grano, ayudar a tantos países invisibles para las noticias y el mundo que nunca sabrán lo que suceda con este señor, su familia y compatriotas. Por muchas razones a mi se me hace díficil pensar que salga glorioso de este asunto y logre su valioso cometido...deseando en el fondo que lo logre y llene de alegrías y satisfacciones su vida y la de quienes lo rodean; pero como sea, tengo la certeza de que al menos abrirá los ojos a otros, que emprenderán similar camino y buscarán la manera de alcanzar lo que tantos desean, y sea cual sea el final de Juan Tomás podrá ser recordado por todas sus obras, entre ellas su poema "Cuando Ocurra":

Un día se me acabará

la paciencia y en mí

sólo quedará el roído

esqueleto de ella.

Viviré solamente tres horas

al día, pues no aguantaré

doce horas de duro sol.

Y como sin paciencia

no hay ciencia, estaré

como un trozo de madera carcomida

o un rincón apartado de un abandonado

jardín. Vendrán a mí

pájaros y se cansarán

del tedio de esa vida.

En ese jardín anidarán

cuervos y tarántulas

y no habrá paz.

Y diré…No. No diré nada.

Habré perdido

la conciencia.