jueves, 20 de agosto de 2009

Enredos Musicalmente Amorosos (Amorosamente Musicales)

En su calmado aposento un señor piensa con nostalgia en un tango que transcribe para enviárselo a una muchacha “…subíte a mi ilusión super-sport…”, mientras ella, en el asiento del tren en que viaja, escucha con energía su punk rock “...ver tu sonrisa y empezar a soñar...” y dibuja en su mente la imagen de un hombre que se encuentra tocando melódicamente heavy metal “...tú, camino y verdad, razón por de más...evocando a la mujer que tras bambalinas corea silenciosamente aquella balada “...estoy amando a tu mejor amigo...”, sin saber que en otro lugar se encuentra un joven bailando eufóricamente un vallenato “…que venga, me la gozo y la despacho…”, rodeado de chicas, una de las cuales no logra entender por qué su padre no abandona los discos de Roberto Goyeneche.


*Las canciones citadas son, en su orden: Balada para un loco, por Roberto Goyeneche. Te quiero junto a mi, popcorn. Respirando tu nombre, Kraken. A tu mejor amigo, Pimpinela. Malo, Los genios del vallenato.

lunes, 3 de agosto de 2009

TREINTA MENOS

(Escrito hace unos meses, redescubierto hace unos días..)

Después de conocerlo, ella quiso imaginarse cómo serían las cosas si él no le llevara casi 360 meses de ventaja, si él no hubiera estado en la tierra 21000 días antes de que ella llegara.


Era consciente de que en ese presente tenían muchas cosas que compartir y disfrutaban el tiempo que pasaban juntos, pero lo que sentían nunca podría llegar a ser amor porque él ya tenía su vida organizada, con esposa e hijas, y había experimentado hace muchos años las cosas que ella apenas estaba comenzando a disfrutar, para él ya era realidad todo lo que ella apenas podía soñar.


Por eso ella sabía que él no era una persona de la cual enamorarse, pero se le ocurrió que sí le sería fácil enamorarse de alguien como él. Que le hablara de literatura, de música, de cine y hasta de fútbol. Que quisiera conocer lo que ella escribía y mostrarle lo propio. Que le hiciera saber cuanto se maravillaba con su belleza cada vez que la mira. Que le diera un abrazo tan fuerte y silencioso que hablara más que mil palabras para demostrar el cariño que le tenía.


Sí, ella pensó que de haberse podido conocer cuando ambos estuvieran en el segundo decenio de sus vidas hubieran experimentado un gran amor y hubieran sido muy felices. Ella pensó que de haber sido contemporáneos ella no hubiera sufrido tanto por el hombre que amaba, por ese hombre que tenía sus mismos gustos, por ese hombre que también lee y escribe, ese que la mira y admira su belleza en silencio ...ese al que muy pocas veces puede abrazar.