martes, 24 de febrero de 2009

Mucha Pierna, Poco Huevo

Desde niño el amó la sensación de doblar las rodillas, levantar el talón y saber que puede dar la zancada más amplia y perfecta que cualquier persona que conozca, y desde esa misma esa época él ha sabido, o le han hecho saber, que tiene unas piernas largas tan fuertes y gruesas como ningunas otras.

Unas piernas que no se sabe si son causa o consecuencia de ese primer y gran amor al que siempre regresa.
Unas piernas que hacen que cada persona que lo vea con los cortos pantalones que suele usar durante su práctica deportiva quede paralizada y con la boca abierta.

Unas piernas con las que conquistó a la mujer que ama, pues a ella le gustan tanto que lo demuestra con su mirada siempre que lo ve, no solo cuando las lleva descubiertas mientras trota sino también cuando tiene bombachos y jeanes.

A ella le gustan tanto sus piernas que en su cara se dibuja una sonrisa con cada movimiento que él hace y su mente se concentra en mirarlo fijamente para detallar cada curvatura de las formas que conoce tan perfectamente y con las que sueña constantemente.


Él tiene las piernas, el poder.


Pero no tiene los huevos, el valor, para confesarle que quisiera realizarle sus sueños.

1 comentario:

JuanSe... dijo...

Ups... cuando lo vi en tu nick, pensé que era algo para ese equipo de tus amores... pero hoy veo que es algo sumamente pesado... eso pasa mucho... si tuviera el huevo de hablar quien sabe hasta donde llegaría...

un abrazo